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Hablar en público

Un vídeo para perder el temor para hablar en el aula, propuesto por alumnos de Fe y Alegría.

Generacion del 98

COMUNICACIÓN
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Figuras literarias

sesión4
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Jorge Manrique-Obras

Jorge Manrique-Obras

Su obra poética no es extensa, apenas unas 40 composiciones. Se suele clasificar en tres grupos: amoroso, burlesco y doctrinal. Son, en general, obras satíricas y amorosas convencionales dentro de los cánones de la poesía cancioneril de la época, todavía bajo influencia provenzal, con un tono de galantería erótica velada por medio de finas alegorías. Sin embargo, entre toda ella, destacan de forma señera por unir tradición y originalidad las Coplas por la muerte de su padre. En ellas Jorge Manrique hace el elogio fúnebre o planto de su padre, Don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte. El poema es uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos y ha pasado al canon de la literatura universal. Lope de Vega llegó a decir de ella que «merecía estar escrita en letras de oro». En ella se progresa en el tema de la muerte desde lo general y abstracto hasta lo más concreto y humano, la muerte del padre del autor. Esboza Manrique la existencia de tres vidas: la humana y mortal, la de la fama, que es más larga, y la eterna, que no tiene fin. El propio poeta se salva y salva a su padre mediante la vida de la fama que le otorgan no sólo sus virtudes como caballero y guerrero cristiano, sino mediante la palabra poética; tal como concluye el poema

Vida y Obras de Cervantes Saavedra y Lope de Vega campos fajardo y bramon 5º a

Vida y Obras de Cervantes Saavedra y Lope de Vega campos fajardo y bramon 5º a
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Miguel de Cervantes Saavedra:

Miguel de Cervantes Saavedra fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español. Se supone que nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares y murió el 22 de abril de 1616 en Madrid, pero fue enterrado el 23 de abril y popularmente se conoce en forma errónea esta fecha como la de su muerte. Es considerado la máxima figura de la literatura española. Es universalmente conocido, sobre todo por haber escrito El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Se le ha dado el sobrenombre de Príncipe de los Ingenios La

Obras de cervantes saavedra:

Galatea (1585)
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605)
Novelas ejemplares (1613)
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615)
Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617)
La gitanilla
El amante liberal
Rinconete y Cortadillo
La española inglesa
El licenciado Vidriera
La fuerza de la sangre
El celoso extremeño
La ilustre fregona
Las dos doncellas
La señora Cornelia
El casamiento engañoso
El coloquio de los perros

Felix Lope de Vega:

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635) fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de muchas novelas.

Se le atribuyen unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y varios centenares de comedias (1.800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Góngora y envidiado por Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra.

obras de Lope de Vega:

Lista de obras:(La lista es incompleta, debido sobre todo a lo ingente de su producción teatral)

Las ferias de Madrid (comedia, 1587)
El remedio en la desdicha (comedia, 1596)
La Dragontea (epopeya, 1598)
La Arcadia (novela, 1598)
La quinta de Florencia (comedia, 1598-1603)
El Isidro (epopeya, 1599)
Fiestas de Denia (epopeya, 1599)
El vaquero de Moraña (comedia, 1599/1603)
Romancero general (poesía, 1600)
La hermosura de Angélica, con otras diversas rimas (poesía, 1602)
La prueba de los amigos (comedia, 1604)
La discreta enamorada (comedia, 1604-08)
Rimas (poesías, 1604)
El peregrino en su patria (novela, 1604/18)
Los melindres de Belisa (comedia, 1606/08)
La niña de plata (comedia, 1607/12)
Lo fingido verdadero (comedia, h. 1608)
Rimas (poesías, 1609)
Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609)
La Jerusalén conquistada (epopeya, 1609)
Peribáñez y el comendador de Ocaña (comedia,1609-12)
Los ponces de Barcelona (comedia, 1610/15)
El villano en su rincón (com. 1611)
La discordia en los casados (comedia, 1611)
Los pastores de Belén (novela, 1612)
Cuatro soliloquios (poesías, 1612)
Fuente Ovejuna (comedia, 1611-18)
La dama boba (comedia, 1613)
El perro del hortelano (comedia, 1613-15)
El valor de las mujeres (comedias, 1613/18)
Rimas sacras (poesías, 1614)
La discreta venganza (comedia, 1615/21)
El caballero de Olmedo (comedia, 1615-26)
Romancero espiritual (poemas, 1619)
Justa poética en honor de san Isidro (prosas y versos, 1620)
Los Tellos de Meneses (com. 1620-28)
La Filomena, prosas y versos (1621)
Amor, pleito y desafío (comedia, 1621)
Fiestas en la canonización de san Isidro (prosas y versos, 1622)
La Circe con otras rimas y prosas (1624)
Triunfos divinos, con otras rimas (poesías, 1625)
¡Ay, verdades que en amor! (comedia, 1625)
Corona trágica (poesía, 1627)
La moza de cántaro (comedia, h. 1627)
Soliloquios amorosos (prosas y versos, 1629)
Laurel de Apolo (poesías, 1630)
El castigo sin venganza (comedia, 1631)
La noche de San Juan (comedia, 1631)
La Dorotea (acción en prosa, 1632)
Amarilis (égloga, 1633)
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (poesía, 1634)
Filis (égloga, 1635)
La gatomaquia (epopeya burlesca, 1634)
Las bizarrías de Belisa (comedia, 1634)
La Vega del Parnaso (obras póstumas 1635)

NEOCLASICISMO

NEOCLASICISMO

NEOCLASICISMO:

Los representantes más importantes del neoclasicismo:

• Gaspar Melchor de Jovellanos

• Juan Meléndez Valdés

• Leandro Fernández de Moratín

• Félix María Samaniego

• Tomás de Iriarte.

• José Cadalso


GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS:

Gijón, España, 1744-Vega, id., 1811) Político y escritor español. Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios, ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de alcalde del Crimen.

Ya en fecha muy temprana empezó a compatibilizar sus tareas laborales con su afición por el estudio y la escritura, influido siempre por las corrientes ilustradas. En 1787 presentó el drama El delincuente honrado, escrito en 1773, y por las mismas fechas se aproximó a la poesía con las epístolas Jovino a sus amigos de Salamanca, de tono moralizante y neoclásico, y A sus amigos de Sevilla, de contenido sentimental.

En 1797, tras un breve período como embajador en Rusia, fue nombrado secretario de Gracia y Justicia, pero sólo pudo ocupar el cargo durante un año debido a las presiones ejercidas por Godoy para lograr su destitución. Durante este breve período destacó por su voluntad reformista y por su lucha contra la Inquisición y las propiedades de la Iglesia.

Tras ser relevado del cargo regresó a Gijón, donde ejerció como consejero de Estado, aunque también por poco tiempo, puesto que se vio afectado por la oleada de conservadurismo antiilustrado de la época. Se le acusó de haber introducido en España una copia del Contrato social de Rousseau, libro prohibido en aquel momento, y por ello fue encarcelado y deportado a Mallorca (marzo de 1801).

´JUAN MELENDEZ VALDES

Meléndez Valdés escribió una poesía madura y reflexiva que no agradó a sus comentaristas coetáneos; sin embargo, era la que seguían dos de sus brillantes discípulos: Quintana y Cienfuegos. Esta poesía, que formaría parte de las Buenas Letras, resultaba de una utilidad innegable, pues formaba el gusto, suavizaba las costumbres, hacía deliciosa la vida y más agradable la amistad, perfeccionaba la sociedad, estrechaba sus vínculos entre los hombres, los aliviaba y entretenía en sus ocupaciones de ciudadanos. La poesía se convertía así en un mecanismo de promoción de la nueva sensibilidad.

El poeta alcanzará la cualidad de reformista, por su profesión de magistrado, convencido de que las transformaciones sociales se consiguen con objetivos claros y profundamente asumidos; el talante del poeta revolucionario llegará con la nueva actitud romántica. Meléndez Valdés imagina una edad próspera, un ideal: la utopía ilustrada de una clase en la que se sustentaría la economía reformada. El poeta alude a las concepciones religiosas de los colonos, no se enfrenta directamente con el fanatismo religioso.

La poesía de Meléndez Valdés constituye el núcleo fundamental del esfuerzo ilustrado para operar en la conciencia de sus lectores en la dirección del cambio.

La distinción que el poeta establece entre sus obras (las serias y las festivas) resulta artificiosa, puesto que podemos descubrir en sus poemas menores signos de su actitud ante la poesía que indican con claridad una interpretación distinta.

LEANDRO FERNANDEZ DE MORATIN:

(Madrid, 1760-París, 1828). Hijo del también literato Nicolás Fernández de Moratín, tuvo una formación autodidacta, aunque en contacto con los autores que, junto su padre, formaban la élite intelectual y literaria del Madrid de Carlos III. Trabajó como empleado en un obrador de joyería, actividad que compaginó con sus primeras obras literarias. En 1787, gracias a su amistad con Jovellanos, viajó por Francia como secretario de Francisco Cabarrús -político y economista de ideas avanzadas-. Tras regresar a España, sus constantes peticiones de ayuda económica consiguieron del ministro Floridablanca un modesto beneficio y se ordenó de primera tonsura. Más tarde, y gracias a la protección del «favorito» Manuel Godoy, obtuvo otras rentas eclesiásticas. Todo ello sin una vinculación real con la Iglesia, y como resultado de su insistente actividad como «suplicante». La protección de Godoy, que le permitió abandonar su antiguo oficio, se completó con la licencia para representar El viejo y la niña (1790) -un año antes había publicado su sátira en prosa La derrota de los pedantes- y una pensión para viajar por Europa entre 1792 y 1796. Frutos de estos viajes son sus sugestivos cuadernos de viaje, donde sus impresiones y comentario ponen de manifiesto unas grandes dotes de observación. Su prolongada estancia en las cortes europeas le facilitó, asimismo, el contacto con la vida teatral de Inglaterra, Francia e Italia, lo cual será fundamental par acabar de perfilar su formación como dramaturgo, ya puesta de manifiesto en la citada obra y en La comedia nueva (1792), feroz sátira del teatro mayoritario de su época y manifiesto del grupo de los reformistas. En 1796 es nombrado Secretario de la Interpretación de Lenguas, lo que le permite iniciar una etapa de prosperidad, simultánea con sus momentos de mayor creatividad teatral, que culminarán en 1806 con el estreno de El sí de las niñas. En 1799 había sido nombrado director de la Junta de Dirección y Reforma de los Teatros, constituida de acuerdo con las repetidas solicitudes del propio Moratín y de otros autores neoclásicos. Esta oportunidad de realizar una tarea reformista coherente con lo expresado en sus memoriales, cartas y, sobre todo, en La comedia nueva o el café (1792), fracasó, y su participación fue efímera.

• Félix María Samaniego
De ascendencia noble, su familia disponía de recursos suficientes para permitirle dedicarse al estudio. Se conoce poco acerca de su infancia y juventud: su principal biógrafo, Eustaquio Fernández de Navarrete, afirma que estudió en un colegio en Francia, aunque no especifica en cuál.1 Más tarde cursó en la Universidad de Valladolid dos años de la carrera de leyes, aunque no llegó a terminar sus estudios, y se instaló en Vergara, bajo la protección del conde de Peñaflorida, su tío abuelo. Formó parte de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, fundada por Peñaflorida, donde leyó sus primeras fábulas. La primera colección de las mismas fue publicada en Valencia en 1781.
De su entusiasmo por los enciclopedistas, tal vez nacido de su educación en Francia, adquirió la afición por la crítica mordaz contra la política y la religión; se burló de los privilegios, y llegó a rechazar un cargo ofrecido por Floridablanca.2 Sus cuentos más subidos de tono fueron compuestos al estilo de las Fábulas eróticas de Jean de la Fontaine. Por estos escritos y otros de índole anticlerical, sufrió encontronazos con la Inquisición: el Tribunal de Logroño trató de confinarlo en un convento en 1793 tras considerar anticlerical y licenciosa parte de su obra, y le confinó durante varios meses en un convento en Portugalete; se salvó del castigo gracias a la intervención de sus influyentes amigos, que algunos conservaba. Se desconocen, sin embargo, los detalles del proceso inquisitorial.2
Son conocidos los violentos enfrentamientos impresos que mantuvo con algunos de sus colegas, como Vicente García de la Huerta y fray Diego González. Pero, sin lugar a dudas, la más célebre y destacada contienda fue la que durante años sostuvo con Tomás de Iriarte, que había sido su amigo largo tiempo. Samaniego, que había publicado en 1781 su primera colección de fábulas, se irritó cuando Iriarte presentó la suya, publicada al año siguiente, como la "primera colección de fábulas enteramente originales".3
Tomas de iriarte
Tomás de Iriarte nació el 18 de septiembre de 1750 en el Puerto de la Cruz de Orotava, en la Isla de Tenerife. Sus padres fueron Don Bernardo de Iriarte y Doña Bárbara de las Nieves Hernández de Oropesa. Iriarte provenía de una familia muy culta, varios de cuyos miembros se distinguieron como escritores y humanistas. Se trasladó a Madrid a los catorce años junto a su tío Juan de Iriarte. Estudió bajo su dirección las lenguas griega y francesa y siendo ya conocedor del latín y estudioso de la literatura castellana sucedió a su tío en su puesto de oficial traductor de la primera Secretaría de Estado, tras la muerte de éste, en el año 1771. A partir de ese año hasta el 1774 fueron, para Iriarte, los más fatigosos que ha tenido en su vida; pues además de las tareas de su empleo, el arreglo de la Biblioteca y papeles de su tío, la traducción o composición de los numerosos dramas que escribió, la traducción de aquellos apéndices y otras obritas (la mayor parte poéticas) que escribía por gusto propio, como fue un poemita latino y castellano que imprimió con ocasión del nacimiento del infante don Carlos III, en 1777, cuidó de las tres ediciones de la Gramática de su tío, que reconoció muy atentamente y de la recopilación y publicación de los dos tomos de obras sueltas de aquel literato, traduciendo muchos de los epigramas que allí se insertan, alguno de los poemas latinos, y otros varios ensayos. Su carrera literaria se inició como traductor de teatro francés. Tradujo además, el “Arte poética”, de Horacio. Escribió las comedias La señorita mal criada (1788) y El señorito mimado (1790).
En Guzmán el Bueno (1791) introduce el monólogo dramático con acompañamiento de orquesta. Aunque sin lugar a dudas es, sobre todo, conocido por sus Fábulas literarias, consideradas de mayor calidad poética que las de Samaniego, en las que introduce alusiones a literatos de su época, en el prólogo de dicho libro el autor reivindicó ser el primer español en introducir este género, sin tener en cuenta las publicaciones de Samaniego. No son fábulas sino un método sofisticado que sirve al autor para atacar a sus enemigos refiriéndose a estos con nombres de animales. Iriarte fue sobre todo el prototipo del cortesano dieciochesco, elegante, culto, cosmopolita y buen conversador, hizo en Madrid una intensa vida literaria y social. Fue uno de los más asiduos a la tertulia de la fonda de San Sebastián, amigo de Nicolás Fernández de Moratín, y sobre todo, de Cadalso, con este último mantuvo una larga correspondencia. La literatura no era el único arte que Iriarte dominaba, también llegó a inclinarse hacia el ámbito musical, especializándose en tocar el violín y la viola.
Pero sin duda su vocación estaba en la poesía, como él decía; los pueblos que carecen de poetas carecen de heroísmo; la poesía conmemora perdurablemente los grandes hechos y las grande virtudes.
Tomás de Iriarte fallece de gota el 17 de septiembre de 1791, en Madrid.
Jose cadalso
Escritor ilustrado español, también considerado introductor del romanticismo en España. Nació en Gibraltar y estudió en los jesuitas de Cádiz y después en París. Viajó por toda Europa contagiándose del espíritu de la Ilustración del momento. Fue cadete en el regimiento de caballería de Borbón y llegó al grado de coronel. Vivió en varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, donde tuvo amores apasionados con la actriz María Ignacia Ibáñez, que parece ser murió en sus brazos. Amigo de Nicolás Fernández de Moratín y de Tomás de Iriarte, era uno de los asistentes a la tertulia literaria de la fonda de San Sebastián. Dejó muchos textos autobiográficos y un epistolario extenso con escritores de la época. Publicó Ocios de juventud (1773), un poemario con regusto entre rococó y romántico. También compuso sátiras, muchas de ellas firmadas con seudónimo, como Kalendario manual y Guía de forasteros en Chipre para el Carnaval del año 1768 y otros, este texto circuló manuscrito, o la serie sobre Los eruditos a la violeta, textos mordaces en los que ridiculizaba el falso barniz cultural que tenían muchos de los petimetres que poblaban los salones del Madrid de la época. Pero sus dos mejores obras son Cartas marruecas y Noches lúgubres. Cartas marruecas (1788-1789) es un libro en el que Cadalso finge una correspondencia entre dos amigos marroquíes, uno se encuentra en España y el otro en Marruecos, y el supuesto viajero, al que el autor le ha dotado de un gran sentido común, cuenta a su amigo lo que ve en España, por supuesto desde el relativismo de la diferencia de culturas. Cadalso aprovecha para dar su visión crítica sobre el carácter español, la política del momento y la historia de España. Noches lúgubres apareció primero por entregas en el diario El Correo de Madrid desde 1789 hasta 1790, y después recopiladas en 1792 y 1798. El tema central es la noche y todo lo que sugiere en su aspecto lúgubre: féretros, cementerios, desesperanza y melancolía. No cabe duda de que fue un gran antecedente para el romanticismo español; por otro lado, dado lo novedoso del tema en su momento, se llegó a especular que el propio Cadalso era un profanador de tumbas que incluso había desenterrado el cadáver de su amada Ignacia. También compuso algunas obras dramáticas, como La Numantina (perdida) y Don Sancho García (1781), pero la crítica literaria no les concede gran valor ni argumental ni estilístico. © eMe

Romanticismo español

Romanticismo español

Romanticismo español
Artículo principal: Literatura española del Romanticismo

José de Espronceda es el prototipo de poeta romántico en España. Liberal exaltado, activista político y lírico desbordado, su temprana muerte a los 34 años lo convirtió en el poeta del Romanticismo español por excelencia.
En España el movimiento romántico tuvo precedentes en los afrancesados ilustrados españoles, como se aprecia en las Noches lúgubres (1775) de José de Cadalso o en los poetas prerrománticos (Nicasio Álvarez Cienfuegos, Manuel José Quintana, José Marchena, Alberto Lista...), que reflejan una nueva ideología presente ya en figuras disidentes del exilio, como José María Blanco White. Pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, debido a la reacción emprendida por Fernando VII tras la Guerra de la Independencia, que impermeabilizó en buena medida la asunción del nuevo ideario.
Durante la Década Ominosa en España (1823-1833) vuelve a instaurarse un régimen absolutista, y quedan suspendidas todas las publicaciones periódicas, las universidades cerradas y la mayoría de las principales figuras literarias y políticas en el exilio; el principal núcleo cultural español se sitúa, sobre todo, en Gran Bretaña y Francia. Desde allí, periódicos como Variedades, de Blanco White, contribuyeron a fomentar las ideas del Romanticismo entre los exiliados liberales, que paulatinamente fueron abandonando la estética del Neoclasicismo.
En la segunda década del siglo XIX, el diplomático Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en Cádiz una serie de artículos entre 1818 y 1819 en el Diario Mercantil a favor del teatro de Calderón de la Barca contra la postura neoclásica que lo rechazaba. Estos artículos suscitaron un debate en torno a los nuevos postulados románticos y, así, se produciría un eco en el periódico barcelonés El Europeo (1823-1824), donde Buenaventura Carlos Aribau y Ramón López Soler defendieron el Romanticismo moderado y tradicionalista del modelo de Böhl, negando decididamente las posturas neoclásicas. En sus páginas se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica, a través de un artículo de Luigi Monteggia titulado Romanticismo.
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José Zorrilla (dramaturgo, autor del Don Juan Tenorio) y el Duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, la gallega Rosalía de Castro, y Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo con la lírica germánica de Heinrich Heine y del folclore popular español, recopilado en cantares, soleás y otros moldes líricos, que tuvo amplia difusión impresa en esta época.

Neoclasicismo en Francia

Neoclasicismo en Francia

Literatura [editar]Véanse también: Literatura española de la Ilustración y Neoclasicismo hispanoamericano
La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado origen de la intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo mediante las leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los ilustrados promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico, la educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos de L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con menos pretensiones, y la literatura se dirigió a un público más amplio, planteándose como un instrumento social. El aumento del número de lectores, especialmente entre la burguesía, plantea la figura del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o secundaria de sustento.

Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres grandes ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales exponentes. También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, George Louis Lecler y Chamblain de Marivaux. En Inglaterra tuvo una gran cantidad de adeptos la novela de aventuras, destacando Daniel Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry Fielding, junto a los poetas John Dryden y Alexander Pope

De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La literatura neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia de la educación, el papel de la mujer y los placeres de la vida.[5] Destacaron en España el fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso.

Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con animales, donde se exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser una composición de carácter didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales o de la sociedad, y por la recurrencia a la prosopopeya o personificación. Es el subgénero que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas: una composición sencilla en la que la naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los fabulistas Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la Fontaine.[6]

En España, hubo una continuidad barroca en la poesía, con autores como Diego de Torres y Villarroel, que consideraba a Quevedo su maestro; Gabriel Álvarez de Toledo y Eugenio Gerardo Lobo. La segunda mitad del siglo XVII mostraba ya una poesía neoclásica, dominada por su admiración por la ciencia y los temas filosóficos, o centrada en temas anacreónticos y bucólicos, y marcada en ocasiones por el fabulismo. Destacaron Nicolás Fernández de Moratín, autor de Arte de las putas, prohibida por la Inquisición, que pudo inspirar los Caprichos de Goya; Juan Meléndez Valdés y José Cadalso, de la escuela salmantina; los fabulistas Iriarte y Samaniego en Madrid; en la escuela sevillana destacaron José Marchena, Félix José Reinoso, José María Blanco-White y Alberto Lista.[7]

Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente durante la primera mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de Zamora o José de Cañizares. El teatro en España tuvo cambios como la prohibición oficial de representar autos sacramentales, la reaparición del gusto popular por el sainete y la transición de los antiguos corrales a los teatros, como locales adecuados a la nueva concepción del teatro. A finales del primer tercio de siglo los dramaturgos españoles comienzan a seguir los modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir con las unidades de acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y moral. Destacaron en la tragedia Nicolás Fernández de Moratín, José Cadalso, Ignacio López de Ayala y Vicente García de la Huerta; en el más popular género del sainete, destacaron Antonio de Zamora, el prolífico Ramón de la Cruz e Ignacio González del Castillo. Destacó especialmente la figura de Leandro Fernández de Moratín, creador de lo que se ha dado en llamar «comedia moratiniana» (La comedia nueva o El café, El sí de las niñas), en que ridiculizaba los vicios y costumbres de la época, usando el teatro como vehículo para moralizar las costumbres. Seguidores de esta línea son también Manuel Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega

Cervantes Saavedra y Lope de Vega

Cervantes Saavedra y Lope de Vega
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Vida y obras de Miguel Cervantes Saavedra y Lope de Vega

Infancia y juventud
Se supone que Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares.2 El día exacto de su nacimiento es desconocido, aunque es probable que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del santoral. Miguel de Cervantes fue bautizado en Alcalá de Henares (España) el 9 de octubre de 1547, en la parroquia de Santa María la Mayor.3 En el acta del bautizo reza:
Domingo, nueve días del mes de octubre, año del Señor de mill e quinientos e quarenta e siete años, fue baptizado Miguel, hijo de Rodrigo Cervantes e su mujer doña Leonor. Baptizóle el reverendo señor Bartolomé Serrano, cura de Nuestra Señora. Testigos, Baltasar Vázquez, Sacristán, e yo, que le bapticé e firme de mi nombre. Bachiller Serrano4 .
Su padre, de ascendencia cordobesa y de antepasados gallegos, se llamaba Rodrigo de Cervantes y era cirujano, oficio más parecido al actual practicante que a nuestra idea de médico. Según Américo Castro, Daniel Eisenberg y otros cervantistas, Cervantes tiene ascendencia conversa por ambas líneas familiares. Por el contrario, Jean Canavaggio afirma que no está probado, y lo compara con los documentos que apoyan esta ascendencia, sin lugar a dudas para Mateo Alemán. Su madre fue Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe nada, excepto que era natural de Arganda del Rey.5 Sus hermanos fueron Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1550), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1554) y Juan, sólo conocido porque su padre lo menciona en el testamento.
Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor, y huir de los acreedores.
No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en la Compañía de Jesús, ya que en la novela El coloquio de los perros elabora una descripción de un colegio de jesuitas que parece una alusión a su vida estudiantil.
En 1566 se establece en Madrid. Asiste al Estudio de la Villa, regentado por el catedrático de gramática Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina doña Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro tres poesías de Cervantes, nuestro caro y amado discípulo. Esas son sus primeras manifestaciones literarias. En estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda y, según declara en la segunda parte de Don Quijote, al parecer por boca del personaje principal, «se le iban los ojos tras la farándula».

Viaje a italia y la batalla de lepanto
Se ha conservado una providencia de Felipe II que data de 1569, donde manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes, ése podría ser el motivo que le hizo pasar a Italia. Llegó a Roma en diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto y los Diálogos de amor del judío sefardita León Hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que influirán sobre su idea del amor. Cervantes se imbuye del estilo y del arte italianos, y guardará siempre un gratísimo recuerdo de aquellos estados, que aparece, por ejemplo, en El licenciado Vidriera, una de sus Novelas ejemplares, y se deja sentir en diversas alusiones de sus otras obras.
Entra al servicio de Giulio Acquaviva, que será cardenal en 1570, y a quien, probablemente, conoció en Madrid. Le siguió por Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara. Pronto lo dejará para ocupar la plaza de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Montcada. Embarcó en la galera Marquesa. El 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto, "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", formando parte de la armada cristiana, dirigida por don Juan de Austria, «hijo del rayo de la guerra Carlos V, de felice memoria», y hermanastro del rey, y donde participaba uno de los más famosos marinos de la época, el Marqués de Santa Cruz, que residía en La Mancha, en Viso del Marqués

Obras de Cervantes Saavedra:

• La gitanilla
• El amante liberal
• Rinconete y Cortadillo
• La española inglesa
• El licenciado Vidriera
• La fuerza de la sangre
• El celoso extremeño
• La ilustre fregona
• Las dos doncellas
• La señora Cornelia
• El casamiento engañoso
• El coloquio de los perros
• Don Quijote de la Mancha




Felix Lope de Vega y Carpio:

Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635 fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.
El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas. Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de muchas novelas.
Se le atribuyen unos 3.000 sonetos, 3 novelas, 4 novelas cortas, 9 epopeyas, 3 poemas didácticos, y varios centenares de comedias (1.800 según Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, enemistado con Góngora y envidiado por Cervantes, su vida fue tan extrema como su obra.
Juventud
Félix Lope de Vega y Carpio, procedente de una familia humilde natural del valle de Carriedo, en la montaña cántabra, fue hijo de Félix de Vega, bordador de profesión, y de Francisca Fernández Flórez. No hay datos precisos sobre su madre. Se sabe, en cambio, que tras una breve estancia en Valladolid, su padre se mudó a Madrid en 1561, atraído quizá por las posibilidades de la recién estrenada capitalidad de la Villa y Corte. Sin embargo, Lope de Vega afirmaría más tarde que su padre llegó a Madrid por una aventura amorosa de la que le rescataría su futura madre. Así, el escritor sería fruto de la reconciliación, y debería su existencia a los mismos celos que tanto analizaría en su obra dramática.
Niño muy precoz, leía latín y castellano ya a los cinco años. A la misma edad compone versos . Siempre de acuerdo con su testimonio, a los doce escribe comedias (Yo las componía de once y doce años / de a cuatro actos y de a cuatro pliegos / porque cada acto un pliego contenía). Es posible que su primera comedia, hoy perdida, se titulase El verdadero amante. Su gran talento le lleva a la escuela del poeta y músico Vicente Espinel, en Madrid, a quien siempre citó con veneración. Así el soneto: Aquesta pluma, célebre maestro / que me pusisteis en las manos, cuando / los primeros caracteres firmando / estaba, temeroso y poco diestro... Continúa su formación en el Estudio de la Compañía de Jesús, que más tarde se convierte en Colegio Imperial (1574):
Los cartapacios de las liciones me servían de borradores para mis pensamientos, y muchas veces las escribía en versos latinos o castellanos. Comencé a juntar libros de todas letras y lenguas, que después de los principios de la griega y ejercicio grande de la latina, supe bien la toscana, y de la francesa tuve noticia... (La Dorotea, IV).
Cursa después cuatro años (1577-1581) en la Universidad de Alcalá de Henares, pero no logra ningún título. Quizá su conducta desordenada y mujeriega le hace poco apto para el sacerdocio. Sus altos protectores dejan de costearle los estudios. Así, Lope no consigue el grado de bachiller y para ganarse la vida tiene que trabajar como secretario de aristócratas y prohombres, o escribiendo comedias y piezas de circunstancias. En 1583 se alista en la marina y pelea en la batalla de la Isla Terceira a las órdenes de su futuro amigo don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz de Mudela. Tiempo después dedicaría una comedia al hijo del marqués.
Destierro
Estudió por entonces gramática con los teatinos y matemáticas en la Academia Real y sirvió de secretario al Marqués de las Navas; pero de todas estas ocupaciones le distraían las continuas relaciones amorosas. Elena Osorio fue su primer gran amor, la "Filis" de sus versos, separada entonces de su marido, el actor Cristóbal Calderón; Lope pagaba sus favores con comedias para la compañía del padre de su amada, el empresario teatral o autor Jerónimo Velázquez. En 1587 Elena aceptó casarse por conveniencia con el noble Francisco Perrenot Granvela, sobrino del poderoso cardenal Granvela. Un despechado Lope de Vega hizo entonces circular contra ella y su familia unos libelos:
Una dama se vende a quien la quiera
en almoneda está. ¿Quieren comprarla?
Su padre es quien la vende, que, aunque calla,
su madre la sirvió de pregonera...
Denunció la situación en su comedia Belardo furioso y en una serie de sonetos y romances pastoriles y moriscos, por lo que un dictamen judicial lo envió a la cárcel. Reincidió y un segundo proceso judicial fue más tajante: lo desterraron ocho años de la Corte y dos del reino de Castilla, con amenaza de pena de muerte si desobedecía la sentencia. Lope de Vega recordaría años más tarde sus amores con Elena Osorio en su novela dialogada ("acción en prosa" la llamó él) La Dorotea. Sin embargo, por entonces ya se había enamorado de Isabel de Alderete y Urbina, con quien se casó el 10 de mayo de 1588 tras raptarla con su consentimiento. En sus versos la llamó con el anagrama "Belisa".
El 29 de mayo del mismo año intentó reanudar su carrera militar alistándose en la Gran Armada, en el galeón San Juan. Por entonces escribió un poema épico en octavas reales al modo de Ludovico Ariosto: La hermosura de Angélica, que pasó desapercibido.


Lista de obras
(La lista es incompleta, debido sobre todo a lo ingente de su producción teatral)

• Las ferias de Madrid (comedia, 1587)
• El remedio en la desdicha (comedia, 1596)
• La Dragontea (epopeya, 1598)
• La Arcadia (novela, 1598)
• La quinta de Florencia (comedia, 1598-1603)
• El Isidro (epopeya, 1599)
• Fiestas de Denia (epopeya, 1599)
• El vaquero de Moraña (comedia, 1599/1603)
• Romancero general (poesía, 1600)
• La hermosura de Angélica, con otras diversas rimas (poesía, 1602)
• La prueba de los amigos (comedia, 1604)
• La discreta enamorada (comedia, 1604-08)
• Rimas (poesías, 1604)
• El peregrino en su patria (novela, 1604/18)
• Los melindres de Belisa (comedia, 1606/08)
• La niña de plata (comedia, 1607/12)
• Lo fingido verdadero (comedia, h. 1608)
• Rimas (poesías, 1609)
• Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609)
• La Jerusalén conquistada (epopeya, 1609)
• Peribáñez y el comendador de Ocaña (comedia,1609-12)
• Los ponces de Barcelona (comedia, 1610/15)
• El villano en su rincón (com. 1611)
• La discordia en los casados (comedia, 1611)
• Los pastores de Belén (novela, 1612)
• Cuatro soliloquios (poesías, 1612)
• Fuente Ovejuna (comedia, 1611-18)
• La dama boba (comedia, 1613)
• El perro del hortelano (comedia, 1613-15)
• El valor de las mujeres (comedias, 1613/18)
• Rimas sacras (poesías, 1614)
• La discreta venganza (comedia, 1615/21)
• El caballero de Olmedo (comedia, 1615-26)
• Romancero espiritual (poemas, 1619)
• Justa poética en honor de san Isidro (prosas y versos, 1620)
• Los Tellos de Meneses (com. 1620-28)
• La Filomena, prosas y versos (1621)
• Amor, pleito y desafío (comedia, 1621)
• Fiestas en la canonización de san Isidro (prosas y versos, 1622)
• La Circe con otras rimas y prosas (1624)
• Triunfos divinos, con otras rimas (poesías, 1625)
• ¡Ay, verdades que en amor! (comedia, 1625)
• Corona trágica (poesía, 1627)
• La moza de cántaro (comedia, h. 1627)
• Soliloquios amorosos (prosas y versos, 1629)
• Laurel de Apolo (poesías, 1630)
• El castigo sin venganza (comedia, 1631)
• La noche de San Juan (comedia, 1631)
• La Dorotea (acción en prosa, 1632)
• Amarilis (égloga, 1633)
• Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (poesía, 1634)
• Filis (égloga, 1635)
• La gatomaquia (epopeya burlesca, 1634)
• Las bizarrías de Belisa (comedia, 1634)
• La Vega del Parnaso (obras póstumas 1635)

Luis de Gongora

Luis de Gongora

Nació en la Casa de las Pavas de Córdoba, de su tío Francisco de Góngora, racionero de la catedral, en el lugar que ocupa el hoy número 10 de la calle de Tomás Conde. Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba don Francisco de Argote y de la dama de la nobleza Leonor de Góngora. Estudió en Salamanca, tomó órdenes menores en 1585 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro y por charlar en él, así como por acudir a diversiones profanas y componer versos satíricos. Desde 1589 viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, León (Salamanca), Andalucía y por ambas Castillas (Madrid, Granada, Jaén, Cuenca o Toledo). Compuso entonces numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas, y músicos como Diego Gómez, Gabriel Díaz o Claudio de la Sablonara le buscaron para musicar estos poemas.2
En 1609 regresó a Córdoba y empezó a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribió la Oda a la toma de Larache y en 1613 el Polifemo, un poema en octavas que parafrasea un pasaje mitológico de las Metamorfosis de Ovidio, tema que ya había sido tratado por su coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de Acis y Galatea; el mismo año divulgó en la Corte su poema más ambicioso, las incompletas Soledades. Este poema desató una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación y le creó una gran legión de seguidores, los llamados poetas culteranos (Salvador Jacinto Polo de Medina, fray Hortensio Félix Paravicino, Francisco de Trillo y Figueroa, Gabriel Bocángel, el Conde de Villamediana, sor Juana Inés de la Cruz, Pedro Soto de Rojas, Miguel Colodrero de Villalobos, Anastasio Pantaleón de Ribera...) así como enemigos entre conceptistas como Francisco de Quevedo o clasicistas como Lope de Vega, Lupercio Leonardo de Argensola y Bartolomé Leonardo de Argensola.3
Algunos de estos, sin embargo, llegaron con el tiempo a militar entre sus defensores, como Juan de Jáuregui. El caso es que su figura se revistió de aun mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617. Para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta 1626, arruinándose para conseguir cargos y prebendas a casi todos sus familiares; al año siguiente, en 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. Velázquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y la tauromaquia, hasta el punto de que se le llegó a reprochar frecuentemente lo poco que dignificaba los hábitos eclesiásticos. En la época fue tenido por maestro de la sátira, aunque no llegó a los extremos expresionistas de Quevedo ni a las negrísimas tintas de Juan de Tassis y Peralta, segundo Conde de Villamediana, que fue amigo suyo y uno de sus mejores discípulos poéticos.2
En sus poesías se solían distinguir dos períodos. En el tradicional hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba décimas, romances, letrillas, etc... Este período duró hasta el año 1610, en que cambió rotundamente para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc... pero Dámaso Alonso demostró que estas dificultades estaban ya presentes en su primera época y que la segunda es solamente una intensificación de estos recursos realizada por motivos estéticos.


Renacimiento Ingles de William Shakespeare

Renacimiento Ingles de William Shakespeare

(Stratford on Avon, Reino Unido, 1564-id., 1616) Dramaturgo y poeta inglés. Tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante y político local, y Mary Arden, cuya familia había sufrido persecuciones religiosas derivadas de su confesión católica, poco o nada se sabe de la niñez y adolescencia de William Shakespeare.

Parece probable que estudiara en la Grammar School de su localidad natal, si bien se desconoce cuántos años y en qué circunstancias. Según un coetáneo suyo, William Shakespeare aprendió «poco latín y menos griego», y en todo caso parece también probable que abandonara la escuela a temprana edad debido a las dificultades por que atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas o derivadas de su carrera política.



William Shakespeare

Sea como fuere, siempre se ha considerado a Shakespeare como una persona culta, pero no en exceso, y ello ha posibilitado el nacimiento de teorías según las cuales habría sido tan sólo el hombre de paja de alguien deseoso de permanecer en el anonimato literario. A ello ha contribuido también el hecho de que no se disponga en absoluto de escritos o cartas personales del autor, quien parece que sólo escribió, aparte de su producción poética, obras para la escena.

La andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres, donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía Chaberlain’s Men, más tarde conocida como King’s Men, propietaria de dos teatros, The Globe y Blackfriars. También representó, con éxito, en la corte. Sus inicios fueron, sin embargo, humildes, y según las fuentes trabajó en los más variados oficios, si bien parece razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado con el teatro, puesto que antes de consagrarse como autor se le conocía ya como actor.

Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613, año este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal, donde adquirió una casa conocida como New Place, mientras invertía en bienes inmuebles de Londres la fortuna que había conseguido amasar.

La publicación, en 1593, de su poema Venus y Adonis, muy bien acogido en los ambientes literarios londinenses, fue uno de sus primeros éxitos. De su producción poética posterior cabe destacar La violación de Lucrecia (1594) y los Sonetos (1609), de temática amorosa y que por sí solos lo situarían entre los grandes de la poesía anglosajona.

Con todo, fue su actividad como dramaturgo lo que dio fama a Shakespeare en la época. Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos, es un exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma humana. Tras unas primeras tentativas, en las que se transparenta la influencia de Marlowe, antes de 1600 aparecieron la mayoría de sus «comedias alegres» y algunos de sus dramas basados en la historia de Inglaterra. Destaca sobre todo la fantasía y el sentido poético de las comedias de este período, como en Sueño de una noche de verano; el prodigioso dominio del autor en la versificación le permitía distinguir a los personajes por el modo de hablar, amén de dotar a su lenguaje de una naturalidad casi coloquial.

A partir de 1600, Shakespeare publica las grandes tragedias y las llamadas «comedias oscuras». Los grandes temas son tratados en las obras de este período con los acentos más ambiciosos, y sin embargo lo trágico surge siempre del detalle realista o del penetrante tratamiento psicológico del personaje, que induce al espectador a identificarse con él: así, Hamlet refleja la incapacidad de actuar ante el dilema moral entre venganza y perdón; Otelo, la crueldad gratuita de los celos; y Macbeth, la cruel tentación del poder.

En sus últimas obras, a partir de 1608, cambia de registro y entra en el género de la tragicomedia, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de la reconciliación, como sucede en Pericles. Shakespeare publicó en vida tan sólo 16 de las obras que se le atribuyen; por ello, algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse (pocos años después de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que serviría de base para todas las ediciones posteriores.

Tradiciones chalacas

Tradiciones chalacas

La Viuda Negra

Cuentan los antiguos vecinos que hace muchos años, en un día lluvioso, un joven cartero se encontraba con su moto por la Iglesia Matriz del Callao. Frente a él se encontraba una chica muy guapa, estaba con frió esperando que algún carro la recoja pero ello no sucedía. Al ver esto el joven cartero le preguntó si quería que le diera un aventón y ella moviendo la cabeza aceptó, por el camino él le pregunto si tenía frió y ella le respondió de la misma manera silenciosa como lo había hecho; al ver que la muchacha no le decía donde tenía que dejarla, éste le preguntó a dónde se iba a bajar, y ella le señaló un portón grande por el cual entró definitivamente.

El cartero al momento de regresar a su casa se dio cuenta que no tenía su casaca, pues le había prestado a la joven, entonces el muchacho regresó al día siguiente a la casa de la joven misteriosa, vio que ella estaba saliendo en un auto, entonces decidió regresar al día siguiente, y así lo hizo al momento que tocó la puerta, salió una viejita y le preguntó qué era lo que buscaba, él le respondió que andaba buscando a una joven de cabello largo oscuro, vestida todo de negro y que era muy simpática, entones la viejita lo hizo pasar y le enseñó un cuadro con una fotografía de la chica; el joven le dijo que en efecto, esa era la muchacha que había traído el día anterior, la viejita empezó a llorar, turbado él pregunta ¿“por que llora señora”? ella respondió que esa joven era su hija que había fallecido hace quince años por el amor de su joven esposo; entonces el muchacho le dijo que no podía creerlo, la viejita le pidió que la acompañara al cementerio para que verifique donde estaba sepultada su hija; al llegar se dieron con la sorpresa que la casaca del muchacho estaba colgada en la tumba.

Dora Blossierts Galiani


El Cura Sin Cabeza

Cuentan, que en la zona que hoy se conoce como Callao Monumental, puntualmente entre los jirones Bolívar y Castilla, existía hace mucho tiempo, una capilla próxima a los entonces llamados lupanares del Callao, lugares frecuentados por corsarios, piratas y gente de mal vivir que acudían a estos antros en busca de diversión y placer. Esta historia, transmitida por generaciones de chalacos, es una historia de amor. El romance prohibido entre un párroco y una dama de la noche que daban rienda suelta a sus bajas pasiones en horas de la madrugada en uno de los antros más populares de ese momento. Refieren que entonces el cura, aprovechando su privilegiada condición, y con la sotana puesta, salía de su capilla ubicada en el Jr. Bolívar y Putumayo y se trasladaba hasta el Jr. Castilla donde hacía denodados esfuerzos por subir a la plataforma, al encuentro del amor. Es así que en uno de sus cotidianos paseos es interceptado por dos malhechores quienes indignados y presos del alcohol, decidieron terminar con el mal ejemplo de este párroco y lo decapitaron. Sí ¡le cortaron la cabeza!. Por eso, hoy en día, los abuelos del lugar nos dicen que si sentimos pasos o alaridos y vemos sombras fantasmales de una figura humana con sotana y sin cabeza, no nos asustemos que es el recordado cura escalando las paredes en busca de su dama o como prefiere usted llamarla.


La Viuda Celosa

Yo escuchaba esta historia de mis mayores, en mi época de adolescente, sobre todo en las “campañas” cuando fallecía una persona y tenían que velar al difunto hasta por tres días, era por el deseo de los familiares para esperar a sus deudos que se encontraban lejos de la tierra santa.

Una señora que era muy celosa y pensando que su marido la engañaba con otra mujer, salía a buscarlo, sobretodo los días sábados y ya muy avanzada la noche, y para ello se vestía todo de negro recorriendo las calles llevando en el rostro una expresión de gran congoja y diciendo “donde estará mi hijo”, simulaba a la llorona que por las noches de luna llena salía por las calles derramando un llanto lastimero precisamente en busca del hijo perdido.

Quiero mencionar que antiguamente los cumpleaños o bautizos se animaban con arpa, guitarra o pick–up; en el pueblo eran pocas las personas que tenían estos instrumentos musicales.

Cierto día muy entrada la noche cuando el “cholo Balta”, así le decían al dueño del pick-up, regresaba a su casa en la ciudad, después de amenizar un cumpleaños en el campo. Al ingresar al pueblo se detuvo bruscamente luego de escuchar el llanto de una mujer; al acercarse ésta notó que vestía todo de negro y en su llanto decía “donde estará mi hijo”.

Cabe señalar que al cholo Balta nunca le faltaba su machete que siempre lo llevaba consigo, sobretodo cuando salía al campo, para defenderse. En la entrada de la ciudad, cerca al cementerio, existía un pequeño bosque de grandes algarrobos; como al cholo Balta le dio un poco de miedo la presencia de esta enlutada mujer se ocultó detrás de un algarrobo para que al pasar la llorona no lo vea, pensando que le podía hacer algún daño. Se habría alejado unos 50 metros cuando la llorona hizo el ademán de sentarse e inmediatamente se volvió a parar y continuó su mudanza, el cholo quería comprobar si era un alma en pena o un ser humano; se dirigió al lugar donde se había detenido la llorona y se dio con la sorpresa de que en el suelo había señal de habían rastros de alguien miccionando, comprobando esto empezó a perseguirla machete en mano, estuvo a punto de alcanzarla, pero una puerta que en esos momentos estaba abierta evitó de que el cholo cometiera un crimen.

Días después se supo de la identidad de la llorona y como el rumor corrió por toda la ciudad fue Santo remedio para que la fémina abandonara el lugar sin volver nunca más.





La misión del colibrí: Una leyenda quechua

La misión del colibrí: Una leyenda quechua

Cuentan que hace muchísimos años, una terrible sequía se extendió por las tierras de los quechuas.

Los líquenes y el musgo se redujeron a polvo, y pronto las plantas más grandes comenzaron a sufrir por la falta de agua.

El cielo estaba completamente limpio, no pasaba ni la más mínima nubecita, así que la tierra recibía los rayos del sol sin el alivio de un parche de sombra.

Las rocas comenzaban a agrietarse y el aire caliente levantaba remolinos de polvo aquí y allá.

Si no llovía pronto, todas las plantas y animales morirían.

En esa desolación, sólo resistía tenazmente la planta de qantu, que necesita muy poca agua para crecer y florecer en el desierto. Pero hasta ella comenzó a secarse.

Y dicen que la planta, al sentir que su vida se evaporaba gota a gota, puso toda su energía en el último pimpollo que le quedaba.

Durante la noche, se produjo en la flor una metamorfosis mágica.

Con las primeras luces del amanecer, agobiante por la falta de rocío, el pimpollo se desprendió del tallo, y en lugar de caer al suelo reseco salió volando, convertido en colibrí.

Zumbando se dirigió a la cordillera. Pasó sobre la laguna de Wacracocha mirando sediento la superficie de las aguas, pero no se detuvo a beber ni una gota. Siguió volando, cada vez más alto, cada vez más lejos, con sus alas diminutas.

Su destino era la cumbre del monte donde vivía el dios Waitapallana.

Waitapallana se encontraba contemplando el amanecer, cuando olió el perfume de la flor del qantu, su preferida, la que usaba para adornar sus trajes y sus fiestas.

Pero no había ninguna planta a su alrededor.

Sólo vio al pequeño y valiente colibrí, oliendo a qantu, que murió de agotamiento en sus manos luego de pedirle piedad para la tierra agostada.

Waitapallana miró hacia abajo, y descubrió el daño que la sequía le estaba produciendo a la tierra de los quechuas. Dejó con ternura al colibrí sobre una piedra.

Triste, no pudo evitar que dos enormes lágrimas de cristal de roca brotaran de sus ojos y cayeran rodando montaña abajo. Todo el mundo se sacudió mientras caían, desprendiendo grandes trozos de montaña.

Las lágrimas de Waitapallana fueron a caer en el lago Wacracocha, despertando a la serpiente Amarú. Allí, en el fondo del lago, descansaba su cabeza, mientras que su cuerpo imposible se enroscaba en torno a la cordillera por kilómetros y kilómetros.

Alas tenía, que podían hacer sombra sobre el mundo.

Cola de pez tenía, y escamas de todos los colores.

Cabeza llameante tenía, con unos ojos cristalinos y un hocico rojo.

El Amarú salió de su sueño de siglos desperezándose, y el mundo se sacudió.

Elevó la cabeza sobre las aguas espumosas de la laguna y extendió las alas, cubriendo de sombras la tierra castigada.

El brillo de sus ojos fue mayor que el sol.

Su aliento fue una espesa niebla que cubrió los cerros.

De su cola de pez se desprendió un copioso granizo.

Al sacudir las alas empapadas hizo llover durante días.

Y del reflejo de sus escamas multicolores surgió, anunciando la calma, el arco iris.

Luego volvió a enroscarse en los montes, hundió la luminosa cabeza en el lago, y volvió a dormirse.

Pero la misión del colibrí había sido cumplida…

Los quechuas, aliviados, veían reverdecer su imperio, alimentado por la lluvia, mientras descubrían nuevos cursos de agua, allí donde las sacudidas de Amarú hendieron la tierra.

Y cuentan desde entonces, a quien quiera saber, que en las escamas del Amarú están escritas todas las cosas, todos los seres, sus vidas, sus realidades y sus sueños. Y nunca olvidan cómo una pequeña flor del desierto salvó al mundo de la sequía

El tigre del espejo

El tigre del espejo

Este relato es la continuación de “El tigre del espejo”, adaptación muy libre de una leyenda china.

Han pasado siglos desde que el cruel Emperador Amarillo encerrara al tigre blanco y a la gente que vivía del otro lado del espejo. La antiquísima leyenda que contaba estos hechos, hablaba de la ambición del soberano por poseer al hermoso tigre, de la guerra que se desató a raíz de eso y de la manera en que los confinó y los condenó a repetir para siempre nuestros gestos desde los espejos de pared, desde los espejos de mano y hasta desde los pequeñísimos fragmentos de un espejo roto.

Las abuelas les narraban la leyenda a sus nietos y los maestros a sus alumnos, pero nadie creía que fuera más que una manera entretenida de explicar por qué los espejos repetían rostros, gestos y morisquetas. Sólo de vez en cuando, algún niño, luego de lavarse la cara y mirando su imagen se preguntaba si la historia no sería cierta. Pero inmediatamente olvidaba la idea y salía a jugar.

También se habían sucedido, una tras otra, generaciones de Emperadores Amarillos. Algunos crueles, otros autoritarios y otros simplemente indiferentes a la suerte de sus súbditos. Un dato curioso es que la vestimenta imperial había ido cambiando de color. Del amarillo oro a un amarillo claro. Y de allí a un blanco amarillento y a un blanco con una pizca de dorado. Pero los cambios habían sido tan imperceptibles que todo el mundo seguía pensando que era gobernado por un Emperador Amarillo.

Finalmente, a la muerte del Emperador Amarillo Chen, lo sucedió su hijo Huang, con gran preocupación del Primer Ministro y los Consejeros. Huang era un joven pálido y soñador, más aficionado a las historias de los antiguos maestros que a las cuestiones de Estado. Prefería buscar figuras misteriosas en las nubes del atardecer, interpretar los sonidos del agua de la gran fuente del palacio y adivinar la trayectoria de las hojas que caían en otoño.

Sin embargo, la ceremonia de asunción se celebró con todos los rituales del caso. No faltaron decenas de ruiseñores que cantaban encerrados en pequeñas jaulas de plata ni centenares de peces carpa, rojos y blancos, nadando en la fuente, ni miles de flores de loto con pequeñísimas velas encendidas que los sirvientes echaron a flotar en el río hasta convertirlo en una corriente de fuego y nieve.

En el momento culminante, y mientras Huang aguardaba sentado en el trono imperial, el Primer Ministro, seguido por los Consejeros, se acercó llevando la capa y la cuádruple corona de seda finísima. Mientras lo revestían con los atributos de su cargo, el joven notó con sorpresa que eran más blancos que la nieve de la cima de las montañas más lejanas. Es más, eran de un cegador tinte plateado como los espejos cuando los ilumina el sol. Pero nadie más pareció advertirlo y todos juraron lealtad al Emperador Amarillo.

A poco de iniciado su mandato, los dignatarios empezaron a murmurar. Que el Emperador no era suficientemente duro con los impuestos. Que descuidaba las guerras de expansión. Que no distribuía la riqueza de la manera acostumbrada. Sólo hizo falta una discreta insinuación del Primer Ministro para que los Consejeros empezaran a imaginar las maneras más sutiles de librarse de él.

Aunque parecía algo ausente y mantenía su aire soñador, Huang había visto y escuchado todo esto en las formas de las nubes y en los murmullos del viento. Pero estaba solo entre la multitud de servidores y funcionarios. Necesitaba encontrar el modo de salvar su vida y recurrió a lo que más conocía: las historias de los antiguos maestros. Mientras buscaba la respuesta, evitó como pudo las posibles trampas. Dormía de a ratos, con un sueño muy ligero, bebía el agua que la lluvia dejaba en el alféizar de su ventana y se alimentaba frugalmente con la comida destinada a los pájaros, conejos y otros animales del jardín del palacio, a espaldas de sus servidores.

Claro que no podía soportar demasiado tiempo esa vida y se dedicó con desesperación a leer historias en decenas de manuscritos bellamente dibujados que se hacía traer de la biblioteca. Así pasó tardes y noches enteras, en el tiempo que le dejaban libre sus ocupaciones imperiales. Pero se sentía cada vez más débil y cansado.

Una madrugada, el sueño lo hizo cabecear y, al incorporarse bruscamente, derribó una pila de papeles que estaban sobre la mesa. Inmediatamente después, escuchó un ruido de vidrios rotos. Al caer, los papeles habían arrojado al suelo un espejito de nácar y carey. Huang supo que eso era una respuesta y recordó la antigua leyenda del tigre y de la gente encerrada en los espejos por el Emperador Amarillo. Pero, ¿en qué podía ayudarlo esa historia? Decía que el cruel Emperador había confinado a sus enemigos del otro lado bañándolos en azogue, la sustancia plateada que transforma un vulgar vidrio en esa magia que repite las imágenes. El sol, que ya se levantaba, lo encontró de pie frente al gran espejo que colgaba de la pared de su recámara, contemplando la figura de un joven agotado, pálido como la nieve y vestido con una blanquísima túnica imperial. Entonces, con la claridad del relámpago, comprendió todo. Por alguna razón misteriosa, él pertenecía a ese otro mundo, que no era un simple cuento para entretener a los niños. Había llegado la hora de romper el hechizo. Con absoluta certeza, arrojó un taburete de ébano contra el espejo y, a medida que los fragmentos de vidrio caían al suelo, vio cómo se desplegaba ante sus ojos un mundo plateado y abismal. Vio murallas que rodeaban una inmensa plaza iluminada por la luna. Allí, cientos de hombres y mujeres tan pálidos como él aclamaban a su Emperador. Al frente de ellos, temible y majestuoso, estaba el tigre del espejo que, de un salto gigantesco, lo atravesó.

***
Huang, ahora soberano de los dos mundos, empleó toda su sabiduría para que sus habitantes aprendieran a convivir sin entablar otra guerra. Al principio hubo desconfianza, recelo, miedo. El Primer Ministro y los Consejeros huyeron aterrorizados más allá de los confines del imperio. También se fueron quienes no podían soportar que los espejos ya nos les devolvieran la copia fiel de sus gestos y morisquetas. Quienes se quedaron, tuvieron una larga vida de justicia y paz. Y no les importó la desaparición de los espejos porque ya conocían sus verdaderos rostros

La influencia de los haikus en José Watanabe

La influencia de  los haikus en José Watanabe

José Watanabe Varas. Nace en Laredo, 17 de marzo de 1945 - fallece en Lima, 25 de abril de 2007, fue un notable poeta peruano.

Nacido en Laredo, un pequeño pueblo al este de Trujillo, en 1945. Su madre Paula Varas, peruana, de origen serrano y su padre Harumi Watanabe, japonés de quien cuenta aprendió el arte del Haiku. Watanabe tuvo una infancia bastante pobre. Sus padres estaban destinados a trabajar en una hacienda azucarera del norte del país. Hasta que el destino le jugó a su familia una buena pasada. Se ganaron la lotería de Lima y Callao y viajaron a la capital de la provincia: Trujillo. Para que luego José migrara a Lima a seguir estudios superiores. Pero el recuerdo de Laredo quedaría siempre en su memoria. Por lo cual muchos de sus poemas se ubican espacialmente en ese sitio in illo tempore que hoy solo existe, con sus cuatro calles, en el imaginario creado por el poeta.

Su lamentable deceso ocurrió en la ciudad de Lima el 25 de abril de 2007, víctima de una hemorragia, originada por el cáncer al esófago que padecía.

Trayectoria
José Watanabe y la generación del 70
Considerado una de las voces insulares o marginales entre los Poetas Peruanos del 70, . En la cual encontramos voces tan dispares como las de: Antonio A. Cisneros, Abelardo Sánchez León, Rodolfo Hinostroza, Enrique Verastegui, entre otros. Esta generación está caracterizada por haber sido la más prolija en publicaciones periódicas, antologías, manifiestos y declaraciones colectivas a cargo de agrupaciones que confiaban en el poder de cambio social de la poesía, como Hora Zero y Estación reunida.

Watanabe, sin ser considerado integrante de alguno de estos círculos literarios, compartió mucho de su juventud con su generación, con quienes mantiene aún hoy una fuerte amistad. Pero mantuvo su literatura independiente de todo el trajín político. Lo cuál se hace evidente en su poesía, en la que las preocupaciones de la época, si aparecen, pasan inadvertidas. Es más bien producto y gracias a sus vivencias e íntima forma de escribir que gana en 1970 el primer premio del concurso Joven Poeta del Perú con el poemario Álbum de Familia.

Su afinidad con la tradición poética japonesa
También llamado poeta sabio, Watanabe busca trascender en su poesía. De su padre, no sólo aprendió el control de las manifestaciones emocionales, que llama refrenamiento; sino también y sobre todo la forma poética del Haiku, la expresión mejor lograda de la mirada oriental del mundo que, por los senderos del budismo zen y el taoísmo, busca a la naturaleza pura y real irradiando su misterio en cada observación. Es a través de este miramiento desinteresado, sereno y simplemente testimonial, que el poeta describe los fenómenos que percibe en su belleza inocente de toda prisa por vivir, de toda ideología y de toda pasión. Análogamente al refrenamiento, el haiku expresa esta voluntad de dejar que las cosas vivan y se den mientras el poeta queda inerte en la inacción, en solo la contemplación. Se convierte en solo ojos para ver y para nada más.

El Haiku es además la vía hacia el satori de la tradición zen o la iluminación. Esto es la fusión entre el sujeto y el universo, que lo lleva a la comprensión absoluta de la verdad, y a una gran paz silenciosa e inexplicable, que en el hinduismo es llamado samadhi. Este misticismo que no pertenece a ningún grupo social en particular sino a la humanidad toda, es lo que hace que uno se aproxime a la literatura de José Watanabe como a un clásico, que a través de sus sucintas frases nos hace unificar nuestros sentidos y vivir el aquí-ahora de sus ensoñaciones descriptivas y completas para extraer de estos momentos vacuos y delicados una enseñanza, que cada quién encuentra como un abismo.

Watanabe dentro de la poesía peruana
Pero nuestro autor no solo es heredero oriental de este laconismo contemplativo sino también cabe resaltar una tradición hispana en el uso de la palabra y en su humor criollo, que nos puede sorprender para lograr una sonrisa desprevenida con una de sus palabras que desmitifican al cuerpo del tabú y que rompen con el tono solemne, como en El baño
“si yo hubiera tenido tetas / serían / como las tuyas” o como en Canción “Pichi de mujer / no es pichi de hombre”.

Sus poemas no pueden ser considerados Haikus, aunque su efecto sea parecido. Sino que son más bien parábolas, breves narraciones que alegorizan situaciones humanas en las que cualquiera puede reconocerse y que trabajan muy bien el clásico tópico del carpe diem. También se ha señalado que bajo los nombres de Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine, Watanabe se dejó influenciar la poesía simbolista francesa por la musicalidad de sus versos y la facilidad para la sugerencia, que no cae en moraleja sino en leve señalamiento implícito en el comportamiento y actitudes de sus personajes narradores.

Poemarios publicados
Álbum de familia (Lima, 1971)
El huso de la palabra (Lima, 1989)
Historia natural (Lima, 1994)
Path trough the canefields (Londres, 1997, antología de su obra poética)
Cosas del cuerpo (Lima, 1999)
Antígona (Lima, 2000, versión libre de la tragedia de Sófocles)
El guardián del hielo (Bogotá, 2000, antología de su obra poética)
Habitó entre nosotros (Lima, 2002)
Elogio del refrenamiento (Renacimiento, Sevilla, 2003, antología)
Lo que queda (Monte Ávila, Caracas, 2005, antología)
La piedra alada (Pre-Textos, Valencia, 2005-Peisa, Lima, 2005)
Banderas detrás de la niebla (Pre-Textos, Valencia, 2006-Peisa, Lima, 2006

LA GENERACIÓN DEL 98

LA GENERACIÓN DEL 98


Jorge Eslava -En el país de nunca jamás

Jorge Eslava -En el país de nunca jamás

Por Rubén Barcelli Suárez

El escritor ha confesado que su literatura infantil posee un mensaje subversivo. Jorge Eslava (Lima, 1953) está convencido de que es posible transformar la sociedad peruana contando historias de ensueño sobre seres tan humildes y cotidianos como las hormigas y los escarabajos. Así, oculto bajo un camuflaje de colores, intenta conspirar para que una nueva generación de peruanos aprenda a leer, a sumar y a contar, pero sin que se den cuenta.

Este –sedicioso– propósito no es propiedad única de su libro infantil “Cuenta bichos" (Alfaguara, 2007), que acaba de ser presentado en la Feria del Libro Ricardo Palma, sino que va más allá de su labor literaria. Es tarea de vida que atraviesa los distintos matices de un escritor polifacético con alma de revolucionario.

¿Cómo así parte la idea de escribir “Cuenta bichos", tu más reciente libro?
Fue Mercedes González, editora general de la editorial Santillana, la que me llamó la atención respecto a que había dejado de lado mi producción dirigida a los niños más pequeños. Así que me fui a casa con esa preocupación. Allí me puse a escribir un cuento casi como un ejercicio de creación. Era la historia de un niño que entra a su casa en un momento de silencio y empieza a descubrir ese microcosmo que son los insectos. Así se me ocurrió vincular el universo de los niños con el de los bichos, debido a que ellos, al estar a la altura de nuestra cintura, están más atentos a estas minucias de la que los adultos no prestamos atención. Y además por una preocupación didáctica. Pensé que el niño, al observar a los insectos con esos ojos pasmados, podría aprender a contar, a leer y a tomar su sopa.


¿De qué trata?
Es un acercamiento humano y humilde a los insectos, quienes en este libro forman parte de la travesura infantil. Dentro de ese cosmos de aventura, el niño va a aprender muchas cosas. El mundo animal –como el de los humanos– encierra mil y una maravillas. Es muy interesante saber, por ejemplo, que el hipocampo macho incuba los huevos de la hembra o conocer los detalles de la relación sexual de la Mantis Religiosa. Es maravilloso trasladar ese mundo a la literatura, el cual está lleno de cosas extrañas y fantásticas, que superan ampliamente la imaginación humana.
¿Tu literatura infantil posee un compromiso pedagógico?
No es el tipo de pedagogía vinculada al manual de colegio. He procurado, en mis más de 30 años como profesor de colegio, disolver el dedo del educador, que no se vean los anteojos, ni la pizarra ni la tiza. No obstante, creo que una buena película, una buena canción o una buena novela pueden enseñar de una forma mucho más sutil, no de forma explícita. El que esté dispuesto a sumergirse en esas aguas literarias emergerá renovado y con una visión distinta de la vida. A mí me interesa enseñar en ese sentido.

¿Te interesa “mostrar" más que enseñar?
Me gusta más el término “edificante", con relación a que un cuento o una película puedan edificar una concepción distinta del mundo. Provengo de una formación sanmarquina que me ha provisto de una visión y unas ideas acerca del ser humano, las cuales trato de plasmar en la literatura. Así tal vez pueda formar mejores lectores y mejores personas.

¿Esta postura es el resultado de tu experiencia como docente?
Claro. He pasado 15 años como profesor de colegio. He enseñado en primaria, secundaria, en institutos preuniversitarios, y he llegado a la universidad. He pasado por los distintos escalones de la docencia y espero que en algún momento llegue a ser Ministro de Educación.

¿Cuál es el tema central de tu literatura infantil?
Las relaciones familiares. El cómo se van tejiendo las relaciones humanas entre los hermanos, los primos, los abuelos, y sobre todo entre los padres y los hijos. Es un afán de desacralizar la literatura y acercarla a la realidad. Es obvio que después de 50 años juntos, los abuelos no se llevan bien, por más que se amen. Es natural que un anciano de 80 años haga travesuras y cochinadas dentro de su comportamiento casero y cotidiano. Me interesan esos múltiples matices que tiene el comportamiento humano dentro de la familia, que son motivo de comentarios y de risas entre los parientes en las reuniones familiares. Hay que atreverse ha llevarlos a la literatura.

También has incursionado en la literatura juvenil, pero no con la misma constancia
Es verdad. Mi primer libro dentro de este género fue una novela sobre un pirata que realmente existió, que perteneció a la tripulación de Francis Drake, y que fue traído al Perú para ser juzgado y luego ejecutado por la Santa Inquisición. Fue el primer pirata juzgado y ejecutado en Sudamérica. Ese dato histórico me intrigó, así que me puse a investigar sobre él y sobre esa época. Encontré muy poca información, lo que es favorable para hacer un trabajo literario de carácter histórico, porque muchos datos pueden terminar entrampando la literatura. Esa novela quedó entre las cuatro finalistas en el premio Casa de las Américas en 1993. Luego hay un salto muy grande hasta “Templado" (Alfaguara, 2004). Además, tengo una novela bastante avanzada que se llama “Es lo mejor para los dos", que nace de un personaje de “Templado". Es una perspectiva, más que adolescente, juvenil y de género femenino. Y como casi todos mis libros, vinculada a algunas experiencias de carácter autobiográfico.

¿Por qué no ha vuelto a escribir poesía si, por ejemplo, “Itaca" (Ediciones Copé-Petroperú, 1983), ha sido un libro tan celebrado y galardonado?
Esto va a sonar muy mal para mis amigos poetas. Lo que pasó es que la poesía me fue desencantando hasta el punto en que terminó por parecerme inútil. Tengo una visión del mundo muy vinculada a lo ideológico. Y para mí hacer literatura infantil es lo más revolucionario que puedo hacer. En algún momento decidí quedarme en el Perú para abocarme a la enseñanza. Mi contribución en esa área está en la literatura infantil y juvenil. Esa es mi misión.


BIENVENIDOS AL BLOG DE COMUNICACIÓN-

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Les damos la bienvenida a este blog desarrollada por el área de comunicación con la finalidad de mejorar las estategias de comprensión de nuestros alumnos y alumnas- ya que actualmente estos procesos de recepción e interpretación se brindan aisladamente dentro de un enfoque estructuralista siguiendo la perspectiva del currículo nacional.

En este sentido este blog   se convierte en un espacio de experiencias y de reflexión en la que tanto estudiantes y docentes unirán esfuerzos aplicando los hipertextos con ayuda de los TICS como estrategia metodológica. En ella encontrarán lecturas, recursos Web, enlaces que complementen el trabajo docente en el aula.